La transición energética global está en un punto de inflexión crítico. Mientras que en 2024 se invirtieron USD 2 billones en energía limpia por primera vez, superando en USD 800 mil millones la inversión en combustibles fósiles, los compromisos existentes bajo el Acuerdo de París permanecen insuficientes para limitar el calentamiento global a 1.5°C.
El análisis más reciente del Global Stocktake (Evaluación Mundial 2023-2024) – el primer examen integral del progreso mundial hacia objetivos climáticos – reveló un resultado sobrio: “los países no están aún colectivamente en camino para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París.” Bajo las contribuciones nacionalmente determinadas (NDCs) actuales, la temperatura global aumentará entre 2.1°C a 2.8°C, cuando los objetivos de París requieren limitar el aumento a bien por debajo de 2°C, preferiblemente 1.5°C.
Esta brecha entre compromisos y realidad resalta que la cooperación internacional no es un lujo diplomático sino una necesidad científica urgente. Ningún país puede transicionar hacia energías renovables de manera aislada; la crisis climática es inherentemente transnacional.
El Rol Estratégico del Acuerdo de París: Estableciendo el Marco de Cooperación
Adoptado en 2015 y operativo desde 2016, el Acuerdo de París es el marco institucional más importante para cooperación climática internacional. Sus tres pilares – mitigación, adaptación y financiamiento – son interdependientes:
Pilar 1 – Mitigación (Reducción de Emisiones):
Todos los países, independientemente de su nivel de desarrollo, deben establecer Contribuciones Nacionalmente Determinadas (NDCs) describiendo cómo reducirán emisiones. Aunque no existe mecanismo coercitivo para obligar cumplimiento, la estructura de transparencia y revisión crea presión por ambición creciente. En particular, el Acuerdo reconoce “responsabilidades comunes pero diferenciadas” (CBDR+RC), permitiendo que países en desarrollo establezcan objetivos menos ambiciosos inicialmente pero con trayectoria hacia mayor acción.
Pilar 2 – Adaptación:
Reconociendo que algunos impactos climáticos son inevitables incluso con mitigación, el Acuerdo enfatiza adaptación a consecuencias climáticas. Esto es particularmente crítico para pequeños estados insulares y países menos desarrollados, que son los más vulnerables.
Pilar 3 – Financiamiento:
Países desarrollados se comprometieron a proporcionar USD 100 mil millones anuales en financiamiento climático para ayudar a naciones en desarrollo a mitigar y adaptarse. Este financiamiento es el catalizador crítico que permite a países en desarrollo invertir en energías renovables sin comprometer desarrollo económico.
América Latina: Liderazgo Regional y Mecanismos de Cooperación
América Latina ha asumido rol pionero tanto en transición energética como en cooperación regional. La región ha desarrollado múltiples plataformas para coordinar acción climática:
CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños):
CELAC, establecida en 2011, reúne los 33 países de América Latina y el Caribe bajo un mecanismo de diálogo y concertación política. Aunque CELAC opera por consenso, ha logrado algunas iniciativas importantes:
- En la COP16 (Lima 2014), Costa Rica habló en representación de CELAC enfatizando que el nuevo acuerdo climático debería tratar adaptación y mitigación de manera balanceada, dado la vulnerabilidad regional a impactos climáticos.
- CELAC ha movilizado posición regional unificada en negociaciones climáticas internacionales, mejorando poder de negociación colectivo comparado a acción fragmentada nacional.
- Aunque CELAC permanece fraccionada en múltiples grupos negociadores con posiciones divergentes respondiendo a diferentes prioridades de política exterior, el bloque ha facilitado diálogo constructivo entre naciones con intereses potencialmente conflictivos.
Cooperación EU-OLADE (Acuerdo Mayo 2025):
En un desarrollo estratégico reciente, la Unión Europea y OLADE (Organización Latinoamericana de Energía) firmaron un Memorándum de Entendimiento en mayo 2025 otorgando a la EU estatus de observadora permanente en OLADE. Este acuerdo representa primera formalización institucional de cooperación energética euro-latinoamericana, con implicaciones significativas:
- Facilita intercambio de conocimiento técnico especializado entre regiones sobre diseño de programas, proyectos y políticas
- Crea foros de trabajo técnico para desarrollo conjunto de proyectos de innovación tecnológica
- Alinea objetivos regionales: ambas regiones persiguen triplicar energías renovables y duplicar eficiencia energética para 2030.
- Reconoce desafíos compartidos de seguridad energética, eficiencia e integración, así como transición inevitable hacia energía renovable como respuesta a crisis ambiental.
Iniciativas Subregionales:
Dentro de América Latina, existen iniciativas subregionales más profundas:
- AILAC (Asociación Independiente de América Latina y el Caribe): Establecida para ayudar a cerrar brecha Norte-Sur en negociaciones climáticas, promoviendo consenso y ambición creciente.
- ALBA (Alianza Bolivariana): Ha enfatizado justicia climática y respeto a procedimientos UNFCCC.
- Iniciativa Brasil-Chile: Lideró diálogos entre países latinoamericanos sobre cambio climático para construir confianza mutua e identificar posiciones regionales comunes en negociaciones de la ONU.
Energías Renovables en América Latina: Liderazgo Histórico Consolidado
Antes de abordar cooperación internacional, es esencial establecer que América Latina ya es líder mundial indiscutible en energías renovables, posición que la cooperación internacional debe fortalecer:
Generación de Energía Renovable:
- En abril 2025, América Latina y el Caribe alcanzaron 70% de generación eléctrica renovable, superando el 69% de 2024.
- Hidroelectricidad y energía eólica juntas representan más de 80% de generación total, con crecimiento particular en energía eólica (+42% comparado al mes anterior) y recuperación de hidroelectricidad debido a condiciones climáticas favorables.
- Se espera que para 2060, energías renovables generen casi 99% de la electricidad regional, con solar y eólica combinadas representando más de 70% de generación para 2050.
Compromisos NDCs Regionales Ambiciosos:
Múltiples países latinoamericanos han establecido objetivos específicos cuantitativos para 2030:
- Argentina: 57% de generación eléctrica renovable
- Brasil: 45% de generación eléctrica y 60% de consumo energético de fuentes renovables
- Chile: 80% de generación eléctrica renovable
- Colombia: 70% de generación eléctrica renovable
- México: 45% de generación eléctrica renovable
Estos compromisos están siendo implementados mediante procesos de licitación competitiva asignando acuerdos de compra de energía (PPAs) de 15-20 años, proporcionando certeza para inversores privados.
Tecnologías Emergentes:
- Sistemas de almacenamiento solar+batería: Chile lidera con mandato de 2 GW para 2030 y 6 GW para 2050, priorizando acoplamiento de energía solar con baterías
- Energía eólica offshore: Colombia recibió propuestas para 69 sitios offshore buscando asignar 1 GW de capacidad bajo esquema de contratos por diferencia (CfD)
- Hidrógeno verde: Uruguay y Brasil están posicionándose como productores potenciales, con Uruguay proyectando USD 1.9 billones en ingresos anuales y 30,000 empleos
La Brecha Crítica: Financiamiento Insuficiente
A pesar de progreso en generación renovable y compromisos ambiciosos, el principal obstáculo a transición energética más rápida es financiamiento insuficiente para países en desarrollo.
El Ciclo de Inversión Atrapado (Climate Investment Trap):
Investigación reciente sobre financiamiento climático internacional revela que desarrollar energía renovable en países en desarrollo enfrenta barrera fundamental: costos de capital significativamente más altos que en naciones desarrolladas.
¿Por qué? Países en desarrollo frecuentemente tienen:
- Ratings de riesgo crediticio más bajos, resultando en tasas de interés más altas
- Mercados financieros subdesarrollados, limitando opciones de financiamiento
- Marcos regulatorios inciertos, disuadiendo inversión privada
- Inestabilidad macroeconómica, elevando riesgo percibido
Como resultado, un proyecto solar en Perú podría tener costo de capital 30-50% más alto que proyecto idéntico en España o Alemania, elevando sustancialmente costo de energía resultante. Este diferencial de financiamiento perpetúa ciclo de bajo desarrollo renovable → baja probabilidad de retorno → capital privado rechaza proyectos.
La Solución: Financiamiento Climático Internacional y Finanzas Combinadas:
La cooperación internacional mediante financiamiento climático actúa como palanca para romper este ciclo. Mediante provisión de concessional finance (financiamiento en términos más favorables), instituciones financieras de desarrollo (IDFIs) como el BID, CAF, y multilaterales reducen riesgo percibido para inversores privados.
Estrategia de “blended finance” (finanzas combinadas) utiliza fondos públicos concesionales para movilizar capital privado:
Ejemplo hipotético: Proyecto solar en Bolivia requiere USD 100 millones. Estructura de finanzas combinadas:
- USD 20 millones de financiamiento concessional del BID (riesgo bajo, tasa preferencial)
- USD 80 millones de capital privado de fondos de pensión europeos (ahora atractivo porque riesgo sistemático se ha reducido por participación del BID)
Resultado: Costo de capital para proyecto se reduce, mejorando viabilidad económica.
Progreso Actual en Financiamiento Climático:
A pesar de necesidades enormes, algunos actores están cumpliendo compromisos:
- Alemania proporcionó EUR 11.8 mil millones en financiamiento climático internacional en 2024, con EUR 6.1 mil millones del presupuesto federal. Crucialmente, Alemania movilizó por primera vez más de EUR 1 billón en financiamiento privado.
- EU ha comprometido más de EUR 4 mil millones de financiamiento climático público a economías en desarrollo en 2022, con más de 50% dirigido a adaptación.
- Instituciones de Desarrollo Multilaterales (MDBs) como Banco Interamericano (IDB), Banco Centroamericano (CABEI), CAF-Banco de Desarrollo de América Latina, han emitido múltiples bonos azules para financiar agua, energía y proyectos sostenibles.
Sin embargo, esta provisión permanece insuficiente. Análisis indican que financiamiento climático debe aumentar casi USD 1 billón anuales para alcanzar objetivos París, mientras que compromisos actuales permanecen muy por debajo.
COP30 en Belém: Momento Crítico para Renegociación de Compromisos
El momento presente es crucial. COP30 se llevará a cabo en Belém, Brasil del 10-21 de noviembre de 2025, marcando 10 años de la adopción del Acuerdo de París y 20 años desde entrada en vigor del Protocolo de Kyoto.
Agenda Central de COP30:
La Presidencia Brasileña ha establecido seis pilares temáticos y 30 objetivos clave:
- Clima y Naturaleza: Enfoque en bosques (especialmente Amazonas) y océanos
- Transición Energética: Triplicar renovables, duplicar eficiencia, transición justa de trabajadores
- Diez Años del Acuerdo de París: Evaluación de NDCs, financiamiento, justicia climática
- Incendios Forestales e Integrados: Combate urgente a crisis de fuegos
- Combustibles Sostenibles: Transición justa incluyendo biocombustibles
- Hambre, Pobreza y Acción Climática: Vínculos entre seguridad alimentaria y clima
Contribuciones Nacionalmente Determinadas 3.0 (NDCs 3.0):
Un aspecto central es que en 2025, todos los países deben presentar NDCs 3.0 – nuevos compromisos climáticos para 2025-2030 y más allá, informados por resultados del Global Stocktake. Esta es oportunidad para:
- Aumentar ambición significativamente
- Integrar aprendizajes de implementación NDCs anteriores
- Alinear objetivos climáticos con Objetivos de Desarrollo Sostenible
- Aclarar financiamiento necesario y capacidad de tecnología
Para América Latina, el Foro Regional NDC 3.0 (agosto 2024) reafirmó compromisos regionales pero también identificó brecha crítica entre compromisos y capacidad de financiamiento/implementación.
Transferencia de Tecnología: Pillar Esencial pero Débil
Un componente crítico de cooperación internacional frecuentemente subestimado es transferencia de tecnología para energías renovables y transición energética.
Marco Legal:
- Artículo 4.7 de UNFCCC (1992) y Artículos 10.5 y 10.6 del Acuerdo de París establecen que países desarrollados deben promover, facilitar y financiar transferencia de tecnologías ambientalmente sanas
- El Technology Mechanism bajo UNFCCC facilita intercambio de información y asistencia técnica
Realidad de Implementación:
A pesar de marco legal, transferencia de tecnología ha permanecido fragmentada y frecuentemente inadecuada:
- Mayoría de tecnologías de energía limpia son propiedad privada, desarrolladas y producidas en países desarrollados (con excepción notable de China, que es ahora principal productor y comerciante de tecnologías climáticas).
- Barreras: Protección de derechos de propiedad intelectual, aranceles altos, falta de incentivos financieros para sector privado, marcos regulatorios débiles en países receptores
- Limitación institucional: El Global Environment Facility (GEF) disbursa solo USD 250 millones anuales para apoyo a eficiencia energética, energías renovables y proyectos de transporte sostenible globalmente
- Conocimiento técnico incompleto: Transferencia efectiva requiere no solo hardware físico sino también know-how técnico, capacidades operacionales, y marcos institucionalizados – frecuentemente ausente.
Casos de Éxito Limitados:
A través del Clean Development Mechanism (CDM) y otros instrumentos, ha habido transferencia exitosa limitada:
- Países Bajos ha compartido expertise en proyectos de biogás de rellenos sanitarios
- Francia y España han facilitado proyectos de energía eólica
- Clean Technology Fund (CTF) ha apoyado pilotaje y escalado de 134 proyectos de tecnologías bajas en carbono en países en desarrollo, con resultados actuales incluyendo 25.2 GW de capacidad instalada y evitación de 42.3 MtCO2 anuales.
Sin embargo, escala de transferencia tecnológica permanece marginal comparada a necesidades, particularmente considerando que países en desarrollo necesitan acceso urgente a tecnologías más eficientes de generación, almacenamiento y redes inteligentes.
Fondo para Pérdidas y Daños: Reconocimiento de Limites de Mitigación y Adaptación
Un avance crucial en cooperación internacional ha sido reconocimiento de que no todos los impactos climáticos pueden ser mitigados o evitados. En 2022, después de décadas de negociación, países acordaron crear el Fondo para Responder a Pérdidas y Daños (FRLD), operacionalizado en 2023.
¿Qué es y Por Qué Importa?
El FRLD asiste a países en desarrollo particularmente vulnerables a impactos climáticos adversos en responder a pérdidas económicas y no-económicas, incluyendo emergencias extremas (tormentas, inundaciones) así como eventos de inicio lento (aumento del nivel del mar, calor extremo, sequía).
Estado Actual (Abril 2025):
- USD 786 millones en compromisos de 27 contribuyentes (25 países, UE, región belga de Valonia)
- USD 250 millones en paquete de inicio aprobado para 2025-2026, con desembolso formal esperado comenzar en 2026
- Al menos 50% de financiamiento inicial reservado para Pequeños Estados Insulares (SIDS) y Países Menos Desarrollados, regiones más expuestas a impactos climáticos pero con menores recursos financieros.
Pero Permanecen Desafíos Críticos:
- Brecha Financiera Masiva: USD 786 millones pledged vs. hasta USD 580 mil millones que países vulnerables pueden necesitar para daños climáticos solo hasta 2030.
- Preocupaciones sobre Acceso: Gobiernos particularmente en pequeños estados insulares han expresado preocupaciones sobre cronogramas de desembolso lentos, barreras de acceso, y falta de transparencia en procesos de decisión.
- Arquitectura de Gobernanza: FRLD actualmente operado como Fondo de Intermediación Financiera (FIF) con Banco Mundial como administrador, decisión sobre independencia a tomarse en 2028 (COP33).
A pesar de limitaciones, creación del FRLD representa reconocimiento histórico de que países desarrollados tienen responsabilidad de apoyo a naciones vulnerables frente a crisis climática que ellos ayudaron a crear históricamente.
Desafíos Sistémicos en Cooperación Internacional Energética
A pesar de marcos establecidos y algunos progresos, cooperación internacional energética enfrenta obstáculos profundos:
1. Voluntariedad sin Mecanismos Coercitivos:
El Acuerdo de París explícitamente evita mecanismos vinculantes. Los compromisos NDCs dependen de voluntad política nacional sin consecuencias reales por incumplimiento. Esto ha resultado en situación donde políticas implementadas al final de 2020 resultan en emisiones más altas que lo que NDCs implican.
2. Financiamiento Climático Insuficiente para Necesidades Reales:
El Nuevo Objetivo Cuantificado Colectivo (NCQG) adoptado en COP29 triplicó financiamiento climático anual a USD 300 mil millones. Sin embargo, esto permanece insuficiente comparado a casi USD 1 billón necesario. Además, no incluye sub-objetivo específico para pérdidas y daños, a pesar de reconocimiento de brecha creciente.
3. Divergencias Políticas Internas Debilitando Posiciones Regionales:
Aunque CELAC busca posición unificada, países latinoamericanos pertenecen a múltiples grupos negociadores con posiciones frecuentemente divergentes respondiendo a diferentes prioridades de política exterior, diluye capacidad de región para amplificar poder de negociación colectivo.
4. Barreras Estructurales a Integración Renovables:
A nivel técnico, expansión renovable rápida requiere:
- Modernización de redes de transmisión y distribución: Infraestructura antigua no fue diseñada para manejar variabilidad solar/eólica
- Integración transfronteriza: Según WEF, cooperación regional mediante interconexiones transfronterizas es crítica para integración de energía renovable variable
- Inversión continua en almacenamiento y tecnologías de flexibilidad
Pero financiamiento para esta infraestructura secundaria frecuentemente recibe menos atención y recursos que generación renovable, creando cuellos de botella críticos.
5. Desfase entre Ambición Política y Implementación Institucional:
Muchos países han adoptado compromisos ambiciosos pero carecen de instituciones, capacidades técnicas, marcos regulatorios y planificación integrada necesaria para implementación. Diferencia entre “ambición en papel” vs. “realización en terreno” permanece significativa.
Recomendaciones para Fortalecer Cooperación Internacional en Energías Renovables
- Operacionalizar Financiamiento Climático Ambicioso:
- Alcanzar NCQG de USD 300 mil millones para 2030 con distribución más equitativa hacia adaptación y pérdidas/daños
- Expandir finanzas combinadas, especialmente para tecnologías emergentes y almacenamiento
- Accelerar Transferencia de Tecnología Sistemática:
- Desarrollar alianzas público-privadas facilitando transferencia de know-how técnico, no solo hardware
- Crear fondos específicos para absorción de tecnología en países en desarrollo
- Flexibilizar protección de derechos de propiedad intelectual para tecnologías críticas de mitigación climática
- Fortalecer Integración Regional:
- Expandir Memorandos como EU-OLADE con actores globales: Asia, África
- Desarrollar marcos de interconexión transfronteriza permitiendo comercio de energía renovable
- Sincronizar regulaciones y estándares técnicos dentro de regiones
- Mejorar Gobernanza de Cooperación Multilateral:
- Fortalecer CELAC como vehículo para posiciones regionales coordinadas en negociaciones climáticas
- Formalizar mecanismos de coordinación subregional (AILAC, grupos específicos)
- Establecer evaluaciones periódicas de implementación con consecuencias por incumplimiento
- Enfatizar Justicia Climática en Acuerdos:
- Reconocer que países latinoamericanos contribuyeron mínimamente a crisis climática pero sufren impactos desproporcionados
- Establecer compensaciones directas a países y comunidades afectadas
- Proteger derechos de comunidades indígenas en proyectos de transición energética
La cooperación internacional en energías renovables y cambio climático ha avanzado significativamente desde el Acuerdo de París de 2015. Mecanismos como CELAC, EU-OLADE, fondos de desarrollo multilaterales y recientemente el Fondo para Pérdidas y Daños representan reconocimiento de que ningún país puede resolver la crisis climática aisladamente.
América Latina ya lidera globalmente en generación eléctrica renovable (70% en 2025) y ha establecido objetivos ambiciosos para 2030. Sin embargo, la brecha crítica es financiamiento e implementación institucional. Aunque se invierten USD 2 billones anuales en energía limpia globalmente, esto permanece insuficiente, y la distribución hacia países en desarrollo es inadecuada.
COP30 en Belém (noviembre 2025) presenta oportunidad crucial para renegociar compromisos de financiamiento, fortalecer transferencia de tecnología, y establecer mecanismos de rendición de cuentas con consecuencias reales. El éxito determinará si la transición energética global ocurre con justicia y equidad, o si, como ha ocurrido históricamente, beneficiarios y costos se distribuyen desigualmente dejando a los más vulnerables rezagados.